Hace ya varios años que llevo impartiendo clases, y este año pensaba que también lo haría pero por razones administrativas no será posible. Fue en ese momento cuando me di cuenta realmente de lo importante que era para mí impartir clases, y no a un nivel económico, sino porque realmente me quitaba la espina de no haber tenido profesores que estuvieran a la altura. Y me explico: estudié en la Escuela de Arte Gran Canaria donde tuve profesores maravillosos que me hicieron ver más allá de la simple teoría, y otro que la teoría no la hicieron tan simple en la práctica. Después de la escuela me fui a Madrid y estudié en Efti, donde me pasó lo mismo salvo que esta vez pagué muchísimo más dinero, pero sabes qué?, lo volvería a pagar. Y en realidad también volvería a estudiar en la escuela de arte y volvería a dar todos los pasos que he dado hasta el día de hoy. Por el camino vas haciendo amigos y compañeros de profesión de los que aprendes tanto como en las escuelas (en otra ocasión les he hablado de
Eulàlia,
Pablo y
Acquila).
Yo a mis alumnos les planteo siempre que yo en clase soy la que hablo, y ellos los que disparan. De nada sirve mucha teoría si luego no tienes la oportunidad de ponerlo en práctica (estamos en el mismo momento en que le explicas a una persona por qué no podrá sacarle partido a su curso de fotografía si no tiene cámara). La teoría esta bien, la teoría hay que manejarla, pero la fotografía se hace disparando, caminando, viendo y sobre todo esperando, y para eso hay que salir a la calle con la cámara en el cuello sin intención de hacer grandes cosas, pero usándola.
Ante la pregunta de que si la fotografía se estudia mi respuesta es sí, pero se estudia practicándola.
Aprovecho el post para agradecerles a mis alumnos las horas que decidieron dedicarles a mis clases y a la fotografía, a estudiar y a practicar, y sobre todo a creer que lo que yo hacía (y lo que hacen todos mis compañeros de profesión) merecía la pena.
FELIZ SABADO!
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